REDUCCIÓN DE PECHO

La reducción de pecho, o reducción mamaria, es un procedimiento quirúrgico diseñado para disminuir el tamaño de los senos, aliviando las molestias físicas y mejorando la proporción y apariencia estética del busto. Este procedimiento es ideal para mujeres que sufren de senos excesivamente grandes (macromastia), lo que puede causar dolor de espalda, cuello y hombros, irritación de la piel, problemas respiratorios y dificultades para realizar actividades físicas.

Resultados

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Preguntas frecuentes

Entendemos por Reducción Mamaria aquel procedimiento en el que disminuimos el volumen total de las mamas. Siempre se acompaña de una elevación del complejo areola-pezón: una vez reducida la glándula, la posición de este debe ser más alta*.

* En algunas ocasiones y aunque parezca contradictorio, realizamos reducciones CON prótesis. En esta cirugía, sustituimos casi todo el volumen glandular por una prótesis mamaria mucho más pequeña que el volumen retirado. Ello nos permite reducir el tamaño total, pero mejorar la consistencia de la mama y el relleno en la zona del escote.

Está indicado en pacientes con Hipertrofia mamaria (mamas grandes) o Gigantomastia (mamas muy grandes)*.

* Es frecuente que, pese al tamaño excesivo de las mamas, las pacientes tengan un peso normal o solo ligeramente elevado. Es muy frecuente que las pacientes se quejen de molestias en la espalda, problemas a la hora de hacer deporte o de preocupación estética.

En la mayoría de las pacientes dado que el exceso de volumen es importante, también sobrará mucha piel. Por ello solemos utilizar abordajes en T-invertida. El resultado será una cicatriz en forma de ancla o T invertida, con la parte horizontal oculta en el surco submamario.

En algunos casos, generalmente en pacientes con gigantomastias muy severas o con complejos areola-pezón muy descolgados, necesitaremos injertarlos. Esta técnica consiste en separar completamente de la mama el complejo areola pezón y luego colocarlo a modo de injerto de piel en su nueva posición. Nos permite, en los casos descritos, reducir el riesgo de necrosis. Su aspecto postoperatorio es generalmente muy bueno, pero implica una disminución de su sensibilidad.

Sí. Actualmente la anestesia general es una técnica muy segura. Los riesgos son mínimos y el beneficio en cuanto a confort para la paciente lo justifica.

Siempre recomiendo 1 noche de hospitalización. Esto nos permite controlar las molestias con tratamiento intravenoso durante las primeras horas, así como poder confirmar que no existe ninguna complicación en el periodo postoperatorio inmediato.

Aproximadamente la cuarta parte de las pacientes necesitarán colocar drenajes. Esto se decide durante la cirugía, en función de la necesidad individual en cada paciente. En caso de colocarlos, generalmente se retiran al día siguiente antes del alta. En algunos casos, si es necesario, la paciente puede irse de alta con drenajes y estos se retirarán cuando la cantidad de líquido que salga sea lo suficientemente pequeña (2-4 días aprox.).

Algunas de las complicaciones más frecuentes de una reducción mamaria son:

– Necrosis del complejo areola pezón: Esta complicación es poco frecuente, pero debe conocerse. Cuando el complejo areola-pezón no recibe suficiente cantidad de sangre, alguna zona puede necrosarse, dando lugar a una costra que precisará de curas durante varias semanas y que dejará una zona de piel pálida, sin el color más marrón característico de la areola. El riesgo de esta complicación es mucho mayor en FUMADORAS y en casos de Gigantomastia. Para someterse a esta cirugía es imprescindible dejar de fumar.

– Asimetrías: Dado que estamos haciendo dos operaciones distintas (subir la areola y reducir el volumen), la paciente debe entender que no es infrecuente que puedan producirse pequeñas asimetrías (de pocos milímetros) en la posición de las areolas. Dichas asimetrías forman parte del aspecto normal, natural de las mamas, y solo cuando son moderadas plantearemos la necesidad de corregirlas en un segundo tiempo.

– Descolgamiento a medio plazo: Si bien es infrecuente que las mamas vuelvan a recuperar el tamaño de antes de la cirugía, si que es frecuente que se vayan descolgando a medida que pasan los años. Esto se debe a que – al no usar una prótesis – la glándula mamaria y la piel irán envejeciendo con la paciente. En cualquier caso, esto ocurre de forma progresiva y natural, siendo por ello diferente en cada paciente.

El postoperatorio de una reducción es generalmente mucho más leve que el de otras cirugías mamarias dado que no solemos usar prótesis. Es habitual que las paciente refieran molestias en relación con las suturas durante unos días. Es frecuente también la aparición de hematomas superficiales. Las pacientes suelen poder incorporarse a su trabajo en 5 días, excepto en aquellos casos de trabajos muy físicos. Es imprescindible llevar el sujetador los 3 primeros meses para conseguir que las mamas cicatricen en la posición en la que las hemos dejado en el quirófano.

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